9 de septiembre de 2020

Dicta rector Eduardo Hernández charla en curso IGLU 2020

Ante participantes de varias instituciones de educación superior de México, Argentina, Chile, República Dominicana, Costa Rica, Ecuador y Perú.


Este martes, el rector de la Universidad de Colima, José Eduardo Hernández Nava, participó como conferencista magistral del curso IGLU 2020, en el que participan rectores, rectoras, directores generales y vicerrectoras, así como jefes y jefas académicas de varias instituciones de educación superior de México, Argentina, Chile, República Dominicana, Costa Rica, Ecuador y Perú. 

El rector Eduardo Hernández abordó el tema “Retos y compromisos en el ejercicio de la gestión Financiera en las IES (Instituciones de Educación Superior). IGLU, por su parte, es el Instituto de Gestión y Liderazgo Universitario, un programa de la Organización Universitaria Interamericana (OUI), fundado en 1983 y que ha formado y sigue formando a cientos de directivos del continente, entre ellos al propio rector de la UdeC.

La participación de Hernández Nava estuvo coordinada por la Dra. Leticia Jiménez, directora ejecutiva de IGLU, desde Montreal, Canadá.

Durante más de una hora, el rector de la UdeC habló de la importancia financiera en las organizaciones académicas, de los principales retos a los que se enfrenta un directivo en el tema financiero, las competencias que un líder de las IES debe tener para enfrentar con éxito las crisis económicas que se esperan a nivel mundial y compartió las buenas prácticas que él implementó en su administración para volver más eficiente la gestión de recursos.

En su participación, Eduardo Hernández aseguró que “la calidad de la educación está relacionada con la calidad de sus procesos de gestión financiera, por esa razón, en los tiempos actuales prácticamente todas las universidades estamos buscando los mejores esquemas de solvencia y rentabilidad financiera”.

Explicó, en este sentido, que actualmente la gestión financiera dejó de ser, como antes, “un proceso momentáneo y centralizado de ejecución presupuestal para convertirse en un proceso funcional, dinámico, eficiente y eficaz en el que deben participar todos los niveles de la institución. Esta alineación estratégica, entonces, permite una orientación a la mejora de la calidad educativa”.

En ese sentido, el rector dijo que “el principal reto de un directivo es asegurarse de realizar sus funciones con un alto grado de calidad, al menor costo posible y con los mayores beneficios para la institución. Sobre todo, para sus beneficiarios directos: los estudiantes y la sociedad”.

Para lograr lo anterior, detalló, el directivo debe tener bien definido el objetivo y las metas a lograr para contribuir así a la misión y visión de su universidad. Además, tener claro con qué recursos humanos, materiales, técnicos y financieros se cuenta para alcanzar esos objetivos, sobre todo, rendir cuentas del presupuesto que se le asignó a la institución; “debe, incluso, conseguir recursos de fuentes alternas, siempre cuidando la transparencia y rendición de cuentas”.

Dijo que hasta antes del año dos mil, las preocupaciones más importantes en las IES fueron los temas académicos, la calidad y pertinencia de la educación y el desarrollo de la investigación y los procesos de extensión y difusión de la cultura, “sin embargo, en los últimos 15 0 20 años se han hecho presentes ambientes dinámicos con crecientes niveles de incertidumbre derivados del cambio constante en los ámbitos social, político y económico, que inciden en las condiciones y la disponibilidad de los recursos para nuestra operación”.

Compartió también que, “a partir de que tomé el curso IGLU, todo fue aprender a trabajar bajo presión, y creo que en los últimos años así lo hemos venido haciendo en la institución, trabajando bajo presión, adaptándonos a las circunstancias, a los cambios que se requieren para hacerles frente y sacar adelante nuestra misión y visión”.

Insistió en el hecho de que, con el avance acelerado del conocimiento y la incesante revolución tecnológica, las universidades tienen cada vez más responsabilidades para contribuir a la formación de calidad de un número creciente de persona, para generar y aplicar el conocimiento, difundir la cultura y contribuir a la solución de problemas locales y nacionales. A esto se suman las renovaciones del sistema de educación superior, para que las IES sean instituciones estratégicas que impulsen el desarrollo de la sociedad, además del bienestar de las familias.

Sin embargo, resaltó, Hernández Nava, “la combinación de revisión y adecuación de nuestras propuestas ha sido acompañada de restricciones financieras. Los presupuestos no han ido en la misma proporción que las necesidades de las IES”.

Por estas razones, dijo, la gestión financiera y administrativa de las universidades, “que hasta hace unos años habían sido consideradas funciones de apoyo, gradualmente han pasado a configurarse como una de las exigencias más importantes para los directivos, pues el financiamiento de la educación superior es crucial en la actualidad”.

Para enfrentar éstos y otros problemas de las instituciones educativas, recomendó, los directivos deben ser capaces de seleccionar e incorporar en sus equipos de trabajo a gente talentosa, institucional y creativa, fortalecer la cultura de la mejora continua y de la responsabilidad social, tener una comunicación efectiva con su comunidad y la sociedad en general, comunicar su visión a todos sus funcionarios y personal, comprometerse en el cuidado y uso eficiente de los recursos financieros, tener un conocimiento amplio de las funciones sustantivas de la institución, trabajar en la adaptación digital y “tener una firme convicción personal y dominio de los procesos de transparencia y rendición de cuentas”.

Por último, el rector dijo que entre las buenas prácticas de su administración están la creación de una Agenda Universitaria de Educación con responsabilidad social, “que nos ha servido de guía para lo que queríamos lograr”, además de la creación de equipos de trabajo integrados por gente de experiencia con otros más jóvenes, institucionales y destacados, así como la creación y actualización del marco normativo institucional y el establecimiento de un esquema de comunicación “muy fluido, orientado a conocer los requerimientos de la comunidad universitaria y para informar de manera directa sobre nuestras actividades”.

Dos buenas prácticas más fueron reforzar las estrategias de transparencia de la institución, así como la rendición oportuna de cuentas y la puesta en marcha de un programa de austeridad financiera desde el inicio de su gestión; “el resultado de estas acciones –finalizó– es que hoy la Universidad de Colima, como muchas otras en México y el mundo, cuenta con un amplio reconocimiento social y, al mismo tiempo, con una gran credibilidad por su capacidad de respuesta ante las necesidades sociales”.

Otros conferencistas del curso IGLU son Victoria Galan-Muros, de la Universidad Libre de Amsterdam; Teresa Luna Ramírez, de la Atlantic International University; Lucie Burgaud, de la Université Bourgogne de Francia y Leticia Jiménez, de la Université de Montréal y directora ejecutiva de IGLU.