Todo lo que diga alguien es importante, porque, como dijera Ángel Verdugo, excolumnista del periódico Excélsior, “las palabras importan y cuentan mucho”, pero cuando la persona que gobierna un país con una trascendencia como la de México habla, la relevancia de sus dichos es mayor.
Las conferencias de prensa diarias impuestas por Andrés Manuel López Obrador y continuadas en el gobierno de Claudia Sheinbaum, no obstante el uso propagandístico que se les dio y se les sigue dando y ser espacio para ataques al ejercicio periodístico independiente, es un ejercicio de comunicación el cual es mejor tenerlo que prescindir de él, pues siempre será más positivo obtener información pública a través de vías de fácil acceso, como la radio, TV, redes sociales y páginas web de noticias, que sólo tenerla disponible en plataformas especiales en materia de transparencia.
Sin embargo, cuando el convocante a esas conferencias de prensa utiliza el foro para decir cosas como “México se fundó hace más de 10,000 años. Con todo respeto, todavía pastaban los búfalos en lo que hoy es Nueva York, y ya en México había universidades y había imprenta”, que con total desparpajo e ignorancia de historia básica aseveró López Obrador el 28 de mayo de 2019, el Gobierno de México debería valorar la conveniencia (para ellos mismos) de evitar esos ridículos, ya sea capacitando al declarante o limitando sus participaciones al anuncio de asuntos relevantes, porque, “las palabras importan”.
Con motivo de la invitación que Mark Carney, Primer Ministro de Canadá, le hizo para participar en algunos eventos de la Cumbre del Grupo de los 7 en Kananaskis, la presidenta Claudia Sheinbaum no presidió las conferencias matutinas del lunes 16 y martes 17 de junio, conferencias que fueron encabezadas por la secretaria de Gobernación Rosa Isela Rodríguez y que, al menos la del lunes, hubiera sido mejor no realizarla.
Octavio Romero Oropeza, director del Infonavit, dijo el lunes en la mañanera que por instrucción de la Presidenta Claudia Sheinbaum, morosos e invasores de 145 mil viviendas no serán desalojados, sino que se implementará un programa para que adquieran el inmueble a un precio muy accesible.
"La instrucción de la Presidenta es hablar con cada uno de estos que están dentro de las viviendas y buscarles una solución. Voy a poner un ejemplo: Alguien que de manera irregular está dentro de una vivienda, ¿qué se hace?, pues no lo vamos a sacar, pero sí le vamos a advertir que, si no se regulariza, nunca va a ser dueño de la vivienda; la puede ocupar, pero no va a ser de él. Y lo que queremos es que sea de él.”
Lo dicho por Octavio Romero es una barbaridad descomunal. El estado mexicano, a través del Infonavit, estaría legalizando la invasión de casas. Su declaración podría motivar dos situaciones: primero, que quienes ya han invadido una casa, sabiendo que no serán desalojados, nunca se salgan de ella, motivo suficiente para no comprarla, y segundo, a quienes no tienen casa les está mostrando que el camino para hacerse de una vivienda es el de invadir alguna que encuentren deshabitada, pues no habría consecuencias.
Este martes, Rosa Isela Rodríguez, en un intento por componer lo anunciado un día antes por Romero Oropeza, dijo que en casos de denuncias por propiedades invadidas, no aplicará el programa del Infonavit de no desalojar y vender los inmuebles a precios accesibles a quienes los ocupen ilegalmente.
Si no se tiene la capacidad, ya no digamos para diariamente anunciar cosas útiles para el gobierno, sino para no meter la pata con ocurrencias llenas de ilegalidades, en la Presidencia de México bien podrían ofrecer conferencias de prensa sólo cuando se tenga algo importante para anunciar, o por lo menos, no soltarle el micrófono a quienes adolecen de capacidad para expresarse de manera correcta, porque, insisto, “las palabras importan”.