2 de julio de 2025

Necesario, buscar alternativas para desarrollar la ciencia en México: Luz Flores


“Las aulas son el semillero de la transformación y desde donde la ciencia puede comenzar a hacer aportes con sentido social”, dijo Dora Luz Flores Gutiérrez, vicepresidenta del Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado (COMEPO) durante la conferencia “Retos y oportunidades de la política científica en México”, que dictó como parte de las Jornadas Académicas 2025 de la Universidad de Colima.
En su conferencia, la vicepresidenta de la COMEPO presentó a los y las docentes un panorama general del sistema científico en el país desde la creación del CONACyT en 1970 y su transición al CONAHCYT, hasta su transformación en la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI).
Dora Luz también abordó los principales problemas a los que se enfrenta el desarrollo de la ciencia en el país, como la falta de financiamiento y desigualdad entre estados. La Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León, dijo, concentran más del 55 por ciento de recursos destinados a ciencia, tecnología e innovación.
También resaltó la poca coordinación entre instituciones federales como la SEP, la SECIHTI, gobiernos estatales y el sector productivo. “Cada quien opera con sus propias agendas, prioridades y lógicas”, enfatizó.
Además, “la carga burocrática excesiva, la inestabilidad de las convocatorias, la lentitud de los recursos para llegar y el exceso de tareas administrativas rebasan la capacidad de las y los investigadores, sobre todo en las instituciones públicas a las que pertenecemos”.
Lo más importante de esta situación, continuó, “es la fuga de cerebros, pues tan sólo de 2020 al 2023, más de mil 500 personas dedicadas a la investigación salieron de nuestro país ante la falta de condiciones para ejercer su actividad”.
La suma de todas estas situaciones, dijo, genera que las universidades no encuentren cauce para incidir en la política pública local o regional.
Ante este panorama desafiante, aseguró que existen iniciativas para que la investigación siga un mejor curso, como el programa de Estímulo Fiscal a la Investigación, Desarrollo e Innovación (EFIDT), que en 2024 logró, junto con la iniciativa privada, invertir más de 450 millones de pesos. “Lo interesante de este programa es su efecto multiplicador, por cada peso aportado por el gobierno, las empresas invirtieron casi cuatro más”, informó.
Otro ejemplo son las convocatorias de estrategias aplicadas entre 2024-2025 por la SECIHTI, que permiten la repatriación de investigadoras e investigadores mexicanos, estancias postdoctorales dirigidas a personas indígenas y proyectos de ciencia de frontera con impacto territorial, así como la creación del Sistema Nacional de Centros Públicos.
El proyecto más importante de las universidades, dijo, es vincular a estudiantes de preparatoria con temas de ciencia. “En la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) hemos impulsado el programa ‘Vive la ciencia’, que permite a estudiantes de preparatoria visitar laboratorios universitarios, a los investigadores, y realizan prácticas científicas. Este tipo de iniciativas despiertan vocaciones, rompen estereotipos de género y descentralizan el conocimiento”.
¿Cómo responder desde la ciencia y el aula?
Para la ponente es fundamental invitar al pensamiento crítico y ético, “no basta con enseñar contenidos”. Por ello, compartió cuatro ideas que, desde su punto de vista, son fundamentales:
El diseño de proyectos con enfoque territorial, como salud comunitaria, el acceso al agua, transición energética y seguridad alimentaria. La segunda ideas consiste en formar redes interdisciplinarias entre docentes y estudiantes que les permitan participar en las convocatorias de la SECIHTI.
La tercere es aprovechar mecanismos como el EFIDT para acercarse a empresas locales, y la cuarta es fortalecer la ética científica; esto es, promover la honestidad académica, prevenir el plagio y hablar de integridad en la investigación desde el bachillerato.
La también investigadora de la UABC dijo que la formación científica es una responsabilidad formativa, pues representa una oportunidad para redefinir el papel de la ciencia en la sociedad. “Estas transformaciones no serán sostenibles si no logran articularse territorialmente, incorporar la diversidad, dialogar con las comunidades y, sobre todo, si no involucran a docentes. Sin nuestra participación no hay cultura científica posible; sin nuestro compromiso, no hay vocaciones científicas que florezcan y surjan”, resaltó.
“Quiero dejarles una invitación: apropiémonos de la política científica, participemos, hagamos la nuestra y convirtamos al aula en un laboratorio de ciudadanía, de pensamiento crítico y de compromiso social”, concluyó.
La conferencia completa está en https://www.youtube.com/@DiGeDPA.